Ninguém me tira da cabeça que as três morillas são as linhas judaica, islâmica e cristã em convivência harmoniosa.
Axia, Fátima y Marien.
Este Zájal, que canta a cidade de Jaén no que foi Al-Andalus, é de autoria anônima, no entanto é disputado por judeus sefarditas, cristãos medievais e árabes andaluzes (in memoriam) como representante de sua cultura.
Embora o Alcorão vete o uso de amuletos, a hamsá é facilmente encontrada entre seguidores do Islão. Os muçulmanos a associam aos cinco pilares do Islão, e também a chamam de mão de Fátima, sendo Fátima a filha preferida de Maomé. Notadamente, a hamsá aparece, junto com outros símbolos islâmicos, o emblema da Algéria. A hamsá também é popular entre os judeus, especialmente os sefarditas. Os judeus inscrevem textos em hebraico, como a Shemá Israel, nas chamsás e também as chamam de mão de Miriam.Miriam, no caso, foi a irmã de Moisés e Aarão. O símbolo também é associado ao Torá, que é composto de cinco livros.
Atualmente, defensores da paz no Oriente Médio têm usado a chamsá. O
símbolo lembraria as raízes comuns do judaísmo e do islamismo. Nesse
caso, não seria mais um talismã contra o mau-olhado, mas um símbolo de
esperança de paz na conturbada região.
-Siempre me sospeche que
acabarías acostándote con él -dijo Oliveira.
La Maga tapó a su hijo que berreaba un poco menos, y se frotó las manos
con un algodón.
-Por favor laváte las manos como Dios manda -dijo Oliveira-. Y sacá toda
esa porquería de ahí.
-En seguida -dijo la Maga. Oliveira aguantó su mirada (lo que siempre le
costaba bastante) y la Maga trajo un diario, lo abrió sobre la cama, metió los
algodones, hizo un paquete y salió de la pieza para ir a tirarlo al water del
rellano. Cuando volvió, con las manos rojas y brillantes, Oliveira le alcanzó su
mate. Se sentó en el sillón bajo, chupó aplicadamente. Siempre estropeaba el
mate, tirando de un lado y del otro la bombilla, revolviéndola como si estuviera
haciendo polenta.
-En fin- dijo Oliveira, sacando el humo por la nariz-. De todos modos me
podían haber avisado. Ahora voy a tener seiscientos francos de taxi para
llevarme mis cosas a otro lado. Y conseguir una pieza, que no es fácil en esta
época.
-No tenés por qué irte -dijo la Maga-. ¿Hasta cuándo vas a seguir
imaginando falsedades?
-Imaginando falsedades -dijo Oliveira-. Hablás como en los diálogos de las
mejores novelas rioplatenses. Ahora solamente te falta reírte con todas las
vísceras de mi grotesquería sin pareja, y la rematás fenómeno.
-Ya no llora más -dijo la Maga, mirando hacia la cama-. Hablemos bajo, va
a dormir muy bien con la aspirina. Yo no me he acostado para nada con
Gregorovius.
-Oh sí que te has acostado.
-No, Horacio. ¿Por qué no te iba a decir? Desde que te
conocí no he tenido otro amante que vos. No me importa si lo digo mal y te hacen
reír mis palabras. Yo hablo como puedo, no sé decir lo que siento.
-Bueno, bueno -dijo aburrido Oliveira, alcanzándole otro mate-. Será que
tu hijo te cambia, entonces. Desde hace días estás convertida en lo que se llama
una madre.
-Pero Rocamadour está enfermo.
-Más bien - dijo Oliveira-. Qué querés, a mi los cambios me parecieron en
otro orden. En realidad ya no nos aguantamos demasiado.
-Vos sos el que no me aguanta. Vos sos el que no aguantás a Rocamadour.
-Eso es cierto, el chico no entraba en mis cálculos. Tres es mal número
dentro de una pieza. Pensar que con Ossip ya somos cuatro, es insoportable.
-Ossip no tiene nada que ver.
-Si calentaras la pavita -dijo Oliveira.
-No tiene nada que ver -repitió la Maga-. ¿Por qué me hacés sufrir, bobo?
Ya sé que estás cansado, que no me querés más. Nunca me quisiste, era otra cosa
una manera de soñar. Andate, Horacio, no tenés por qué quedarte. A mi ya me ha
pasado tantas veces... Miró hacia la cama. Rocamadour dormía.
-Tantas veces -dijo Oliveira, cambiando la yerba-. Para la autobiografía
sentimental sos de una franqueza admirable. Que lo diga Ossip. Conocerte y oír
enseguida la historia del negro es todo uno.
-Tengo que decirlo, vos no comprendés.
-No lo comprenderé, pero es fatal.
-Yo creo que tengo que decirlo aunque sea fatal. Es justo que uno le diga
a un hombre como ha vivido, si lo quiere. Hablo de vos, no de Ossip. Vos me
podías contar o no de tus amigas, pero tenía que decirte todo. Sabés, es la
única manera de hacerlos irse antes de empezar a querer a otro hombre, la única
manera de que pasen al otro lado de la puerta y nos dejen a los dos solos en la
pieza.
-Una especie de ceremonia expiatoria, y por qué no propiciatoria. Primero
el negro.
-Sí -dijo la Maga, mirándolo-. Primero el negro. Después Ledesma.
-Después Ledesma, claro.
-Y los tres del callejón, la noche de carnaval.
-Por delante -dijo Oliveira, cebando el mate.
-Y monsieur Vincent, el hermano del hotelero.
-Por detrás.
-Y un soldado que lloraba en un parque..
-Por delante.
-Y vos.
-Por detrás. Pero eso de ponerme a mi en la lista estando yo presente es
como una confirmación de mis lúgubres premoniciones. En realidad la lista
completa se la habrás tenido que recitar a Gregorovius.